La familia tiene preferentemente estas funciones en la transmisión de valores:
– Función de personalización: Formar la persona es potenciar su libertad, su conciencia y su responsabilidad. Para la familia cristiana esta función consiste en colaborar con el proyecto de Dios, de quien la persona es imagen y semejanza.
– Función de socialización: La tarea de la familia consiste en lograr que sus miembros busquen más el ser-para-los-demás en un ambiente donde predomina el individualismo y la deshumanización.
– Función afectiva: «El amor es la única respuesta al problema de la existencia humana» (E.Fromm). La persona sólo se humaniza si es amada y es capaz de amar.
– Función de transmisión de valores: De los padres hacia los hijos, en un proceso natural que se desenvuelve mediante la convivencia y el diálogo familiar. Esta transmisión de valores en la familia no se realiza de forma sistematizada, sino a través de la vida diaria y la vivencia y experiencia de la comunicación conforme con unas convicciones profundas.